Fue para mí muy llamativo, dado que me considero un educador, ver el título de un artículo publicado llamado "El Aprendizaje Invisible: cómo aprender a pesar de la escuela". Pues como buen curioso, no dilaté en dar clic y empezar a leer.
Oh sorpresa, me había encontrado con un tema que, en realidad, me transportó a vivencias que fui relacionando. Especialmente me acordé de un día, en el cual ya sabrás, pues la dependencia a los gadgets nos ha vuelto inútiles (bueno, creo que lo dije por mí), y fue mi bendito celular el que comenzó a fallar.
De indeterminado momento se apagaba, prendía, cuando más lo necesitaba, volvía a apagarse. Pensé que lo desecharía, pero era tanto el cariño (y obviamente la inversión), que decidí buscar ayuda profesional.
Acudí a un centro de atención para tratar de resolver el conflicto, sin embargo, al momento de hablar con el técnico le explicaba el suceso y rápidamente me dijo "es la batería, debemos cambiarla". A lo que le pregunté " - y de ¿Cuánto estamos hablando?", y el muy quitado de la pena contestó "Pues mire, la batería cuesta alrededor de $500 pesos, nos tarda 2 días en llegar y por el servicio yo le estaría cobrando $300 pesos". No necesité ver mis ojos en un espejo, porque sabía que se habían saltado. Solamente le dije "Gracias" y salí del local.
Me preguntaba, cómo puede ser que, tanto que he cuidado de este aparato me digan que ya no sirve. Busqué nuevas alternativas y llegue a otro local de "Reparación de Celulares". Pregunté por la batería y el servicio y no varió mucho. Y me aventuré y le dije "¿y si me vende solamente la batería?". Pues que me arranco y voy a casa a tratar de resolver tal conflicto.
Antes que nada, anticipo, jamás estudié electrónica o algo parecido, por lo que el conocimiento es totalmente escaso en cuanto al funcionamiento del aparato. Pero siempre de niño, fui de aquellos que desarmaban sus juguetes y los convertía en piezas acumulables y aditamentos para otros juguetes.
Por ello, decidí escribir en Youtube.com "¿Cómo cambiar la batería a un iPhone 4?" Aparecieron cantidad de vídeos en la red y me dispuse a seleccionar uno. En él, se mostraba cómo la persona con sus herramientas tan prácticas podía sacar los dos pequeños y raros tornillos. Para mi infortunio, no contaba con dicha herramienta y lo más cercano a eso era una aguja.
Pues apagué mi teléfono celular y me dispuse a desarmar. A como pude quité los dos tornillos con la aguja, tratando de dar lado a lado cada comisura del tornillo. No fue una tarea fácil, pero lo logré. La cuestión fue al abrirlo, me di cuenta que el vídeo lo había revisado desde mi celular y ya no tenía la guía exacta para continuar. Me dispuse a sacar mi computadora portátil para continuar ya que estaban nuevos retos dentro.
A final de cuentas, mi celular está con batería nueva, funcionando y lo mejor de todo, no tuve que invertir en reparaciones adicionales.
Entonces, ¿Qué fue lo que me llevó a realizarlo?, y ¿Cómo fue posible que, a pesar de no haber llevado estudios en la materia, se pudo realizar la tarea?. Pues esto es precisamente de lo que deriva el Aprendizaje Invisible.
Cada día, realizamos tantas y tantas tareas en las cuales no requerimos precisamente de una educación formal. Parte de la estructura informal de la educación y viene a tratar de resolver conflictos que nos acontecen a diario.
Tan sólo imaginemos la posibilidad de llevar a nuestros alumnos, a través del sentido didáctico, procedimental y actitudinal, de las asignaturas y/o programas educativos en los cuales estamos a cargo para la ejemplificación de tareas que serían resueltas con dicho contenido. Es nuestro deber llegar a este punto en el cual el aprendizaje, se vuelva una necesidad sentida del alumno.
Les dejo el siguiente vídeo del autor Cristóbal Cobo quien escribió el libro "Aprendizaje Invisible, hacia una nueva ecología de la educación".
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